Pinzas
y yo.
Capítulo
2. Acostumbrándome a los bípedos.
Los
dos días siguientes fueron estupendos. El sitio no me acababa de gustar, pero me
daban comida y agua, y decidí vacilar a la mema. Debajo de los armarios y detrás de sofás
encontré unos escondrijos magníficos. Lo
pasé bárbaro, la tuve dos días moviendo muebles, cuando me descubría me dejaba
coger para hacer una gracia. Después se
andaba quejando de dolor de brazos jejeje.
La
mema insistía en meterme en una especie de iglú para mí sólo, pero no me
gustaba nada hasta que lo ubicó en uno de mis túneles de escapada entre muebles, y allí me comenzó a
gustar porque podía yo tener mi
intimidad, eso creo que es importante para un gato. Era blandito y cómodo.
Lo
mejor fue cuando el viernes apareció el barriguita con una caja enorme, enorme.
Estaba llena de juguetes para mí. Me decían que habían venido los reyes, no sé
yo quiénes son ésos, pero gracias. Me gustó un montón la caña con el ratón, es
mi juguete más favorito. Pero no sólo venía eso, traía algunas cosas más.
La
mema y una amiga que estaba por allí, que por cierto, ésta no me tenía ningún
miedo, empezaron a sacar piezas y un plano. El resultado fue éste.
En
un principio no le encontré yo la gracia el invento, pero ahora practico kin
bosing, subo al tejado, bajo la escalinata estilo rey, y me he inventado unas
tablas de ejercicios que hago en menos de un minuto.
Cuando
los bípedos no están, duermo a mis anchas en el iglú, o bien en la súper casa
nueva que ellos llaman chalet. Por supuesto, cuando los bípedos rondan, lo mío
es dormir en el sofá, no se vayan a pensar que les voy a dejar vivir
tranquilos.
Una
de las cosas que trajeron los reyes esos, era un circuito.
El juguete no me
hizo gracia al principio hasta que la mema se sentó a jugar conmigo, y me
enseñó cómo iba aquello. Ahora mato mucho tiempo con él. Estoy deseando que
llegue otra caja grande de esas, el barriguita dice que hay muchos tipos de
bolas y que hacen cosas distintas. Las que tengo hacen una luz roja y estoy
deseando ver qué hacen las otras.
Creo
que esto de vivir con la mema y el barriguita no está mal, de momento, voy a
dejar que vivan conmigo. Creo que estoy haciendo negocio.
©Mª
Luisa López Cortiñas
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Mientras no me maten, seguiré matando el viernes.