A ella no le gustaban los cómicsSi quieres leer relatos cortos sin tener que navegar sin remos por el archivo del blog, puedes descargar la temporada 1 desde este ENLACE. Sólo te pedirán e-mail con un enlace muy largo, pinchar y en menos de un minuto Boom ¡en pdf!A ella no le gustaban los cómics, ni los que tenía papápoblados de señores con trajes raros, ni los que teníamamá llenos de guapas y guapos, tan guapos, que cuando unales miraba le empezaban a crecer los pies de formadescontrolada, y los dedos se hacían tan grandes,que era imposible siquiera usar zapatones de payasón.A ella no le gustaban los cómics, hasta que descubrió queel hombre invisible existía. Aparecía cada vez quepasaba las hojas deprisa como si fueran fotogramas de unapelícula antigua. Aprendió a atraparlo entre los dedos,estrujarlo con las manos, dar un soplo y hacerlodesaparecer.Le gustaba destruir a los hombres invisibles, a pesar deque siempre creyó que era uno de ellos, hasta quela pillaron ensuciando de forma inocente y con ciertasaña la colada de la vecina, una bruja mayor y odiosaque viajaba sobre los tejados sin escoba. Ese día decidióque tenía que hacerse invisible.Un día le pareció que podría conseguirlo mezclandovinagre, aceite, y un extraño envase que papá usabapara limpiar el coche. Se dio cuenta de su fracasocuando su tripa comenzó a rugir como un toro y su bocaa vomitar como una fuente. Pero no abandonó la idea.Ella era una niña de principios.Una fría mañana de invierno, descubrió una vieja loca quebisbeando un idioma ininteligible pedía unas monedasal cristiano. Le sorprendió ver que todos, al entrar enla iglesia rodeaban su falda sucia, ignoraban susmanos arrugadas y tendidas, y no veían su pañoletaroja con flores de mugre. Nadie reparaba en su presencia.Cuando acabó la homilía, decidió adelantarse a su madre,y esperar en la paza que bordeaba el templo. Comprobóque todos sorteaban la presencia.-Mamá ¿porqué no le has dado una moneda?-¿A quien?La niña soltó la mano de su madre, retrocedió sobre suspasos, y se acercó a la mendiga.Primero pisoteó el vuelo de su falda, que sucia y condescuido caía por la pequeña escalinata. Como no consiguióningún efecto, decidió buscar en su bolsillo la monedaque papá le daba los domingos, y probó a dejarla sobrela mano que la mujer extendía, quien reaccionó y murmuró"pasiva" o algo así entendió ella. Animada por la palabraque ignoraba, decidió preguntarle:-¿Cómo ha conseguido usted hacerse invisible?La mujer carraspeó, hizo un extraño ruido con la lenguay con una voz cavernosa, que parecía salir de lasentrañas dijo:-¿No serás Mafalda? -preguntó mientras una extraña risaasomaba a su cara.Ella comenzó a correr hasta hacerse invisible.© Mª Luisa López Cortiñas
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viernes, 13 de febrero de 2015
A ELLA NO LE GUSTABAN LOS CÓMICS
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Mientras no me maten, seguiré matando el viernes.